Te conozco tan sólo
por lo que dices y lo que miro,
pero ¡Que espectáculo de luz y sombra y oído!
Con esa voz tuya
tan de madrugada festiva,
de luciérnaga sorprendida,
saliendo de tu boca precisa, preciosa,
siempre puntual como si escribiera
con sonidos en el aire.
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